La alternativa de producir en un invernadero posee como consecuencia una serie de ventajas que se brindan al agricultor que precisaremos a continuación:

Cultivos fuera de temporada

La producción en un ambiente cerrado con la capacidad de monitorear el clima (temperatura y humedad relativa) en su interior permite el cultivo de especies exigentes, en lo que al clima se trata, en estaciones cuyo clima resulta perjudicial en el crecimiento de la plantación.

Posibilita establecer las situaciones climáticas más adecuadas para cada cultivo y estadío

El poder regular el clima para mantener diversas condiciones nos admite disponer de las plantas en un entorno excelente de temperatura y humedad relativa que propicia la reducción del periodo productivo en relación al que tendría al aire libre, obteniendo cosechas precoces y garantizando la factible ampliación de campañas de producción en un año.

Mayores producciones y de mejor clase

Al evitar que los cultivos se hallen en situaciones de agotamiento dado a temperaturas extremas y humedades relativas perjudiciales se obtiene la mejora de las producciones, ya que la planta no gasta energía de su metabolismo para desencadenar las protecciones fisiológicas para su protección, empleando dicha energía en su desarrollo y producción, lo que contribuye a enriquecer la cantidad y clase de la cosecha.

Más dominio sobre las plagas, malezas y enfermedades.

El hecho de cultivar en un escenario cerrado en situaciones climáticas favorables para el cultivo es capaz de suponer a priori un más desarrollo de plagas y afecciones que el cultivo en exterior, pero la enorme ventaja que tiene es que el efecto de los fitosanitarios es mayor, ya que las pérdidas por deriva de las aplicaciones no se dan, lo que permite la utilización de dosis de productos fitosanitarios menores en las aplicaciones.

Mayor protección y/o dominio frente a condiciones climatológicas extremas

Al cultivar en el interior de una cubierta los efectos de las condiciones climatológicas extremas, como pueden ser fuertes lluvias, nieve o granizo, y sucesiones de rachas de fuertes vientos, no afectan a los cultivos, ya que la estructura y las cubiertas del invernadero son las que toleran las malas situaciones, protegiendo las plantaciones en su interior.